La serie grabó parte de uno de sus capítulos dedicados al visón en el Centro de Humedales Río Cruces de la UACh, donde investigadores relataron la experiencia con el fondo internacional CONTAIN que se desarrolló en Los Ríos. Esta producción recibió fondos del Concurso Nacional Ciencia Pública de Productos de Divulgación 2022 y consta de seis capítulos que exploran el impacto de seis especies exóticas invasoras en la biodiversidad de Chile. Estas especies representan un problema socioecológico tanto en el norte como en el sur del país. El equipo de producción está conformado por profesionales de la Facultad de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, el Instituto de Ecología y Biodiversidad, el Laboratorio de Invasiones Biológicas de la Universidad de Concepción y el canal UChileTV, donde se emitirá la serie con la narración de la actriz Blanca Lewin.

El objetivo principal de esta serie documental es facilitar la comprensión de la relación y el conflicto entre la fauna, la vegetación y los habitantes del territorio chileno, con el fin de entender el contexto socioecológico y problemática en la que se desarrollan estas especies exóticas invasoras, que no son nativas de Chile, pero fueron introducidas por la acción humana. La serie busca crear conciencia sobre la urgencia de gestionar y controlar estas especies en aras de lograr un equilibrio ecosistémico.

Durante este año, se grabarán los capítulos dedicados a las seis especies exóticas invasoras en diversas localidades del país, pasando por Copiapó, la Patagonia, Osorno, Malalcahuello, entre otras. Para ello, se pondrá foco en: el visón, el castor, los perros asilvestrados o sin tenencia responsable, el abejorro europeo o bombus terrestris, el pino contorta y el espinillo o ulex europaeus.

El habitante non grato de la ciudad de los ríos: El visón

Con una longitud de entre 50 y 70 cm, una cola de 20 cm y un peso cercano a los 2 kilos, el visón se distingue por su pelo blanco en la barbilla y su cuerpo de color negro y café. Aunque originalmente era blanco cuando se introdujo en el sur de Chile para su comercialización, se asemeja a las comadrejas, nutrias y tejones. Este pequeño animal tiene un comportamiento solitario y territorial, y su época de dispersión se da desde finales de la primavera hasta el verano. Si bien su olor es característico, no resulta tan fétido como el de otros animales.

La ciudad de Valdivia fue seleccionada como escenario para comprender el contexto y los problemas asociados a este pequeño mustélido en el territorio. El visón, carnívoro originario de Norteamérica, fue introducido en Chile en los años 30 con fines comerciales en la industria peletera. Sin embargo, al no haberse controlado su reproducción, se ha convertido en una especie invasora en nuestro territorio, ocasionando problemas ecológicos, sociales y
económicos para los habitantes de la Región de Los Ríos.

“Su proceso de invasión y dispersión ha sido bastante rápido, desde el sur de Chile en la Patagonia, con un incremento notable de avance hacia el norte. Al ser un mustélido semiacuático, se ha facilitado su plasticidad aprovechando cursos de agua o ríos para movilizarse y usarlos como corredores biológicos, por eso ha llegado a Valdivia. Es muy exitoso como especie invasora pues su dieta es extensa, sobre todo en avifauna que es lo que más se ha reportado. Gallinas, cisnes de cuello negro, pidenes, patos, etc. han caído en sus redes, pero también hay efectos sobre mamíferos nativos”, señaló el investigador Felipe Hernández de la Universidad Austral, quien además destaca que esta especie es efectiva reproductivamente.“Una hembra puede tener de 6 a 10 crías en una sola camada, y
por lo menos una vez al año. Imagínense cómo se va multiplicando su población”, destacó.

Desde las problemáticas económicas, la ganadería a pequeña escala de subsistencia es la que ha sido más afectada, ya que su flexibilidad corporal le permite desplazarse en pequeños agujeros y trepar por los árboles, aumentando su impacto en la matanza de aves de corral, específicamente en gallineros de campo. Sin embargo, falta mucho por explorar cómo afecta a otras especies silvestres -aves silvestres (cisnes de cuello negro, taguas), peces (robalos, salmones, truchas), anfibios, e incluso cerdos y corderos recién nacidos- y su relación con la zoonosis, pues es una especie oportunista y potencial transmisor de parásitos y agentes infecciosos. “El visón es muy exitoso, pues no tiene depredadores naturales que lo controlen, distinto de donde proviene donde se encuentran linces, mapaches, zorrillos, coyotes, lobos, osos y grandes aves rapaces”, destaca Felipe.

Articulación sectorial: Trabajando juntos para controlar al visón invasor
Para hacer frente a este problema y mitigar sus efectos, es necesario articular el trabajo entre entidades públicas, privadas y comunidades locales. En un comienzo se instaló la problemática a nivel político, en el año 2013 se creó una mesa de trabajo público-privada, lo que derivó en presentar un programa con financiamiento del GORE el año 2015 para controlar comunitariamente al visón. A partir de ello se socializa a nivel central la mitigación de impacto en el ámbito agrícola, lo que modificó los procesos internos, la generación de resoluciones complementarias, el reglamento de la ley de caza y otras acciones. A nivel ministerial, Eduardo Raffo de la SEREMI de Agricultura de Valdivia, cuenta que el escenario fue un poco más complejo. Sin embargo, obtuvieron fondos para incorporar el presupuesto sectorial al control, dando inicio al programa macrozonal. “Con acciones basadas en la experiencia previa de la Región de los Ríos con los programas del Fondo Nacional de Desarrollo Regional -FNDR-, fue adaptándose esta metodología ya probada en la macrozona, expandiendo el control a las regiones de la Araucanía y Los Lagos. Si bien la ayuda política fue muy relevante, no es menos importante destacar que ya se contaba con los resultados de las acciones previas, lo que sirvió de base y sustento para la ampliación de la iniciativa”, destacó Eduardo.

Hasta el momento, este programa ha logrado la extracción de más de 8.000 individuos. “La recepción del programa por parte de la comunidad, afortunadamente, ha sido muy positiva, teniendo en cuenta que esta era una problemática importante para la agricultura a baja escala de nuestra región. Por otra parte, el SAG, más que un servicio de apoyo o fomento es un servicio fiscalizador, y este programa cambió un poco esa percepción del servicio frente a la comunidad, ya que se entrega una respuesta rápida y efectiva a su problema. Además en nuestro programa no solo participan pequeños agricultores, sino que también personas naturales que solo se interesan por preservar el entorno y la fauna silvestre nativa presente”, destacó Carla Marchese del SAG Valdivia.

Por otro lado, Jorge Tomasevic, coordinador científico del Centro de Humedales Río Cruces (CEHUM), destaca la importancia de abordar este tema que combina problemas biológicos y sociales. «Nos interesa ver el sistema como un socioecosistema. En el caso de esta especie invasora, tenemos el proyecto icónico CONTAIN, que recibe fondos del Reino Unido. En él, abordamos cómo lidiar con estas especies, articulando el trabajo de control a través de la captura realizada por el SAG y comprendiendo los elementos ecológicos relacionados. Además, tener la oportunidad de intercambiar información con las comunidades afectadas ha enriquecido enormemente este proyecto». Asimismo, señala que este trabajo debe ser realizado de manera conjunta, requiriendo un esfuerzo coordinado a
gran escala.

Según Ignacio Rodríguez, director del CEHUM, el impacto del visón se encuentra entre los diez principales en términos económicos, especialmente en la agricultura de pequeña escala. Aunque erradicarlo no es posible, sí se puede contener. “Para lograrlo, es crucial la participación de toda la comunidad y la región. La interacción social desempeña un papel fundamental en la resolución de este problema. Si no se controla el visón en unos pocos hogares, persistirá y se convertirá en una fuente para otros. Reducir las densidades de la especie es clave para disminuir su impacto, y a su vez enfocar los recursos limitados de manera estratégica”, destacó.

Comunidad afectada: Una lucha diaria por la supervivencia
Anita Silva, residente de Rinconada en la comuna de Máfil, cerca de Valdivia, ha sufrido las consecuencias del visón en su gallinero en tres ocasiones. En cada oportunidad, este animal ha acabado con todas sus gallinas. Anita ha adquirido trampas proporcionadas por el Servicio Agrícola Ganadero (SAG) y constantemente solicita su ayuda para capturar al visón. Las trampas son analizadas por profesionales en la materia. «He logrado atrapar a 300 visones, pero siguen reproduciéndose rápidamente. Este animal me arrebata mi sustento y alimentación. Es violento y siento que es injusto, ya que al final los más perjudicados son los más pobres», afirmó Anita.

Carlos Saavedra, director del programa «Invasores», destaca que el objetivo principal de la serie documental es brindar contenido relevante a un público que está menos familiarizado con la documentación científica. El formato televisivo del documental permite llegar a una audiencia más amplia y generar un cambio de conciencia para mejorar nuestro ecosistema, mantenerlo y hacerlo más habitable para las futuras generaciones. «Uno de los valores de nuestra serie está relacionado con el territorio y su gente. Es importante escucharlos, comprender sus realidades y las dificultades que enfrentan, ya que son quienes sufren los
problemas directamente. Además, el formato documental busca ser visual y cinematográfico, abarcando las emociones. Esto ayuda a que la gente comprenda que no se trata solo de información fría, sino de situaciones que se sienten y padecen por parte de los habitantes. De esta manera, podemos llegar a diferentes audiencias», resaltó Saavedra.

Fuente y fotos: Unidad de Comunicaciones IEB-Chile

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