Columna de Gerardo Saelzer Canouet, Arquitecto. Programa de Trabajo Patrimonio Edificado y Contexto.

Boletín PRISMA 4° edición, octubre 2017.

En los mapas fluviales de Valdivia observamos que el ecosistema donde está situado el Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter llega hasta los fren­tes mismos de la ciudad, en dos lugares visualmente bien expuestos: la Zona Típica donde se guarda parte importante del patrimonio de una época floreciente de Valdivia y el río Cau Cau, por donde la ciudad también co­mienza a unirse como un anillo. La Zona Típica tiene por propósito conservar los valores arquitectónicos de la (anti­gua) calle de Los Canelos (hoy General Lagos) a lo largo de esa ribera sur de la ciudad, delante de la conjunción de los ríos Cruces y Calle Calle – Valdivia. Por el lado norte de la ciudad, el trayecto del río Cau Cau recoge la navegación del Calle Calle – Valdivia. Junto con caminos paralelos al río, su­ben los recorridos hacia el Cruces, remontando el ambiente de humedales desde donde va surgiendo la evidencia de la diversidad biológica que custodia el Santuario de la Na­turaleza. Una mirada inquieta nos puede convocar a explorar y des­cubrir cómo en estos dos lugares la ciudad puede incorpo­rarse al sistema fluvial con más fuerza.

El Centro de Humedales Río Cruces (CEHUM) se propone hacerlo en plenitud desde el predio de seis hectáreas dentro del antiguo fundo Cau Cau en Cabo Blanco. Este nuevo espacio para los valdi­vianos y la Región de Los Ríos, es también el hábitat de una diversa avifauna, de anfibios, de plantas acuáticas y otras especies de ribe­ra, así como una ruta para los visitantes que lleguen navegando. En este sentido, el predio ribereño y su casa aban­donada de 523 m2 en tres pisos, que habría sido edificada durante el segundo cuarto de siglo XX con­siderando líneas de diseño centroeuropeas, especialmente rurales, será recuperada como proyecto del legado arqui­tectónico de Valdivia y del patrimonio natural que rodea a esta ciudad. Por estas razones, esta planificación, de un en­clave en un borde fluvial en desarrollo, va vinculada a una mirada regional.

La reciente propuesta de economías creativas para esta región agrega un valor a los recursos naturales y a las reha­bilitaciones patrimoniales. Históricamente, en los diversos ríos navegables Valdivia ha encontrado un espacio para la creatividad. Los pueblos originarios de la cuenca usaron cada río. El período colonial y, posterior­mente, las infraestructuras industriales que nacieron en el siglo XIX, hicieron del cau­ce una vía importante para la ciudad. Tras el gran terre­moto de 1960 comenzaron a desaparecer las grandes edi­ficaciones sobre los suelos debilitados. Medio siglo nos ha tomado comprender la riqueza que traen nuestros humedales y la oportunidad que, en la era de la sustenta­bilidad ambiental, representan para el desarrollo con un sello distintivo.

Precisamente, el sistema natural como el que caracteriza al terreno del CEHUM es par­te de un paisajismo y de la propuesta de desarrollo susten­table. A su vez, la recuperación de la casona es una parte de la estrategia de largo plazo que se inicia con las primeras obras, con la que el Centro aportará a la cali­dad de vida que da fama a Valdivia.

Si lo que nos mueve es insertar estos valores en Valdivia, se entenderá que la estrategia para lograrlo en este predio es la participación y, por sobre todo, la disposición a reci­bir y trabajar los conocimientos aportados por el núcleo humano que va orientando a este Centro. Para cumplir estos propósitos, los arquitectos del Programa de Trabajo Patrimonio Edificado y Contexto estudiamos el lugar detalladamente, dirigiendo la planificación y los di­seños que requiere este medio natural sensible a las inter­venciones del hombre, a la vez atractivo para conocerlo. Las decisiones consisten en determinar claramente el uso del predio, dotarlo de infraestructuras necesarias, restaurar la ribera con especies botánicas nativas, recrear ecosistemas acuáticos para acercar los anfibios y las aves al público, vin­cular estos espacios con la comunidad valdiviana, recibir y guiar a los visitantes con comodidad, contar con espacios de reunión y de administración, y proyectar estrategias de sustento económico futuro.

Al llegar recorreremos el centro de visitantes y saldremos a observar a campo traviesa, en medio de los árboles, vi­venciando el humedal y disfrutando del río. Encontraremos recorridos e instalaciones especiales para conocer lo que enriquece a toda una geografía. Como una verdadera puer­ta de entrada, a partir de este lugar se alimentará el gusto de internarnos por el Santuario de la Naturaleza en el río Cruces. El CEHUM será un legado material y cultural que estimulará el cuidando que ne­cesitan los recursos naturales y las edificaciones en los már­genes de cada río. Dirá que los márgenes de cada río de Valdi­via se habiten bajo una planifi­cación cuidadosa y propondrá que los logros sean finalmente para la sociedad como para el bienestar de la naturaleza, de la cual las personas somos parte.

Boletín PRISMA edición n°4

*Fotografía: Casa Patrimonial, futura edificación del Centro de Humedales Río Cruces, Cabo Blanco.

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